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Campos de evangelización

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8. Otra exigencia de la situación socio-cultural, que he podido percibir al hablar con vosotros, indica como particularmente urgente la pastoral familiar. La familia es la célula fundamental de la sociedad, vivero de las generaciones futuras e “Iglesia doméstica”. Las profundas y rápidas transformaciones que caracterizan a nuestro tiempo y a su región paulista, exigen de la Iglesia una renovada solicitud en este delicado sector de la pastoral.

Se impone despertar en las conciencias la preocupación por las realidades espirituales y eternas, así como el sentido de la primacía de los valores morales, que son los valores de la persona humana como tal (cfr. Familiaris consortio, 8). Y para evitar las potenciales fuerzas disgregadoras de la institución familiar, que el progreso moderno, con sus recursos, pone en las manos del hombre, es necesaria una continua evangelización, mediante asidua e incisiva instrucción religiosa, catequesis, práctica sacramental y oración.

Para todo esto hay que aprovechar la buena colaboración de los movimientos y organizaciones eclesiales para la espiritualidad y apostolado de la familia. Por lo que me resulta, ellos han tenido un cierto florecimiento en sus comunidades y todavía se encuentran operantes, con buen éxito. Hay que seguir estimulándoles en su empeño por la salvaguarda y promoción del amor vivido según Dios y hay que seguir ayudando a las familias a ser fermento activo, para la animación cristiana del ambiente. La Iglesia, que transmite las enseñanzas de Cristo, proporciona criterios seguros para que los casados cristianos puedan realizarse y ser felices en la propia opción de vida, en fidelidad al ideal del amor-comunión y a los deberes que les imponen la fecundidad y la educación de los hijos.

En esta línea hago un llamamiento por lo que se refiere a la predicación, en particular por lo que se refiere a la homilía, dado su alcance y función, “siempre cuidadosamente preparada, substanciosa y adaptada y reservada a los ministros sagrados” (cfr. Catechesi tradendae, 48).

Y va un llamamiento también a las escuelas y medios de comunicación: es preciso servirse de todos los esfuerzos en pro de una moralidad de base, que ha sido la fuerza secreta del pueblo brasileño.

[OR (ed. esp.), 9-III-1986, 8]